Por Eva Fontdevila
La preocupación por los asuntos urbanos tuvo amplia difusión en las últimas décadas, de la mano de la necesidad de mejorar la calidad de vida de las personas en general, y de visibilizar algunas vulnerabilidades en particular. Niños y niñas, mujeres, personas con discapacidad, son algunos de los colectivos que cobraron la atención de urbanistas comprometidos/as en todo el mundo.
“Urbanismo ciudadano en América Latina. Superlibro de acciones cívicas para la transformación de las ciudades” es un texto recientemente editado por Ocupa tu calle y Ciudades comunes, proyectos con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo, con el fin de visibilizar experiencias realizadas desde la sociedad civil para mejorar las condiciones de vida de las ciudades de América Latina, el continente más desigual del planeta.
De acuerdo con la presentación, entre 2014 y 2020, el Laboratorio de Ciudades BID generó, documentó y potenció más de cien “proyectos de urbanismo táctico para crear, transformar y mejorar ciudades biodiversas, inclusivas y resilientes”. Muchas de esas experiencias son relatadas y reflexionadas en esta publicación.
Con palabras claves como inclusión, equidad, innovación, creatividad y solidaridad co-responsable, el trabajo pone en diálogo la teoría del urbanismo ciudadano con las experiencias prácticas que buscan el bien común. No queda fuera la interpelación a políticas urbanísticas de nuevo tipo, que integran la preocupación por la diversidad, la no discriminación, la sostenibilidad ambiental y la equidad de género.
Con un multitudinario equipo de más de 70 autores y autoras, el Superlibro se interroga por el papel de los y las urbanistas, reivindica el papel activo de la ciudadanía en la construcción de sus ciudades, bajo la consigna “La ciudad la hacemos todas las personas que vivimos en ella!”-
Luego de exponer el concepto de urbanismo ciudadano y dar cuenta de la diversidad que incluye este movimiento, el texto aborda la Gobernanza colaborativa, oportunidades de incorporar el urbanismo ciudadano en la política pública.

Urbanismo y género
Una de las autoras que participan del proyecto editorial es Ana Falú, tucumana de nacimiento y residente en Córdoba, donde desarrolla su actividad profesional como arquitecta y como docente. El capítulo en el que participa junto a Cintia Rizzo y Adriana Vaghi se refiere al derecho a la ciudad de las mujeres. En el artículo sus autoras reivindican el derecho de las mujeres a participar en el diseño de sus ciudades, poniendo en tensión la división sexual del trabajo que entiende que el trabajo doméstico es ajeno a la dinámica del espacio público.
Según el capítulo de Falú y sus colegas, “Un ejemplo es la planificación de la movilidad: pensada en clave androcéntrica, coloca al hombre productivo –no todos los hombres, sino aquel joven, blanco, heterosexual– en relación a la eficacia y eficiencia de la movilidad de ese “hombre trabajador”, que suele moverse en recorridos punto a punto, de la casa al trabajo, y en general sin realizar ninguna otra tarea en su recorrido. También sucede que el transporte tiene una mayor frecuencia en los horarios de ingreso y salida de la franja laboral. Es así como se omite la vida reproductiva social, y el conjunto de recorridos que demanda: más cortos, múltiples y circulares, resultado de las distintas tareas que asumen las mujeres. Ellas son quienes llevan en general los/as niños/as a la escuela, al médico, son quienes acompañan a las personas mayores con dependencias en sus distintas necesidades, cobro de jubilación, asistencia médica, y otras. Al mismo tiempo realizan todas las tareas para asegurar la reproducción: el abastecimiento, las gestiones domésticas, y tantas otras que recaen fuertemente sobre las mujeres, en traslados no exentos de dificultades, inseguridades y costos: todos los que demandan más uso del tiempo y dinero”.
De acuerdo con las autoras, “La falta de políticas y acciones que prioricen lo colectivo y social por sobre lo privado e individual, profundiza y genera injusticias territoriales que se verifican en la vulneración de las autonomías física, económica y política de las mujeres”
Una pregunta que consideran central es: “¿Cómo incluir la retórica del derecho a la ciudad en la agenda de las políticas públicas? ¿Qué factores son claves y necesarios abordar en el contexto descrito? Uno de los principales problemas en torno a la desigualdad y a la dimensión material prioritaria de abordar, donde el Estado tiene un rol de regulación e incidencia fundamental, es en la disminución de la brecha entre pobreza y riqueza que sufren especialmente las mujeres latinoamericanas; una distancia que va más allá de lo económico y que refiere a carencias de ciudadanías, de servicios, de transporte, de seguridad, de condiciones de hábitat”.
Niñez y espacio público. Una experiencia tucumana
El Proyecto aUPA. Espacio público pop-up amigable con la crianza de la infancia es parte de esta publicación. La iniciativa, llevada adelante por TreceDiecinueve y la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Tucumán, se llevó adelante en 2017 en Tucumán.

Según cuentan sus impulsoras en el texto, “Tucumán carece de espacios públicos de calidad para las familias con niños pequeños. Sin embargo, tiene aproximadamente mil doscientos vacíos urbanos, en forma de edificios abandonados y parcelas que no han sido construidas, y que podrían convertirse en esos espacios necesarios, al menos temporalmente. El proyecto tenía como objetivo facilitar y mejorar la crianza de la infancia más allá del ámbito doméstico y las redes personales, desarrollando una nueva tipología de instalaciones al aire libre, diseñadas para involucrar a las niñas, niños y sus cuidadores en experiencias de calidad en espacios públicos. Como resultado, se mapearon más de quinientos vacíos urbanos, públicos y privados, como potenciales lugares de intervención; y se diseñaron once prototipos de mobiliario urbano pop-up”.
A la vista, este mobiliario consiste en coloridas hamacas, juegos, bancos y dispositivos para circular, interactuar, explorar y divertirse en un ámbito seguro y respetuoso.
Una de las aristas interesantes es la participación de instituciones internacionales como Bernard van Leer Foundation, empresa constructora Link Inversiones, organismos públicos provinciales y nacionales (Ministerio de Desarrollo Social de Tucumán, Municipalidad de San Miguel de Tucumán, Programa Primeros Años, Instituto Nacional de Tecnología Industrial y Observatorio de la Mujer Tucumán), organizaciones de mujeres como el Sindicato de Amas de Casa de la República Argentina (SACRA), y las universidades Tecnológica Nacional y San Pablo-T.
“Los terrenos baldíos no tenían considerado un uso económicamente rentable a corto plazo. El proyecto planteó una alternativa flexible y temporal que les agregó valor, generando beneficios instantáneos para la ciudadanía” sostienen las organizadoras, que afirman que participaron más de 8000 personas en esta intervención.
Verónica Mansilla, arquitecta tucumana residente en Boston, Estados Unidos, y fundadora de TreceDicecinueve, reflexionó sobre la importancia de la perspectiva de las infancias en el desarrollo urbano:
“Los niños son vecinos a los que negamos, con la forma en que hacemos y entendemos la ciudad, el derecho a vivirla y a jugarla libres, independientes y seguros. Durante décadas, se ha urbanizado dando más importancia a la movilidad de los autos que a las personas, lo que ha generado entornos que suelen ser hostiles para los niños pequeños y quienes los cuidan. Hay evidencia suficiente de que un entorno seguro y saludable durante el embarazo y los primeros cinco años de vida puede propiciar un mejor estado de salud en la adultez, una mayor capacidad para el aprendizaje y una mejor calidad de vida. En la práctica, esto significa que las familias con niños necesitan vivir en barrios en los que sea fácil desplazarse a pie para obtener todo lo esencial en su día a día, contar con espacios públicos cerca de casa que sean atractivos para gente de todas las edades y permitan a los niños explorar el entorno sin correr peligro. La relación de los niños con el espacio público es indisociable del tema de su movilidad, que condiciona fuertemente su autonomía”.

La arquitecta, con amplia experiencia en reflexión y generación de proyectos entre los que se destaca aUpa, sostuvo: “Exigimos ciudadanos presentes y conscientes de la vida pública, pero si evitamos que los niños vivan y circulen en la ciudad, ¿Cómo aprenderán a respetar el espacio público que no utilizan, que no conocen? Es en la propia ciudad y en su experimentación cotidiana, apropiándose de ella, que formarán su modelo de comportamiento y crearán su sentido crítico, y con ello implícitamente, una ética social. Hacer que los niños empiecen temprano a pensar en su entorno, a observarlo y criticarlo, les enseña habilidades cruciales para la vida”.
Mansilla suma una arista más a la reflexión sobre libertad, seguridad e inclusión de las infancias en el espacio público: la presencia de los niños como indicador ambiental. Para reforzar esta idea, trae las palabras del pedagogo Francesco Tonucci: “Los ecologistas utilizan los indicadores ambientales, aquellos organismos que nos ayudan a comprobar la salud o la degradación de nuestro ambiente. En la ciudad, podemos considerar al niño como un sensible indicador ambiental: si en la ciudad hay niños que juegan, que pasean por sí solos, significa que la ciudad está sana; si en la ciudad no se encuentran niños, significa que la ciudad está enferma”.
Buenísimo. Felicitaciones
Muchas gracias!!!
Leyendo esto recien comprendo la magnitud e importancia de el tema q barrios q no cuentan con un solo sitio de juego y al menos una canchita improvisada y lo triste q es eso.. no ver a los niños pudiendo jugar e interactuar con sus lugar de habitad ademas de q tambien se sienten inseguro niños y cuidador.. en cuanto a todo los quehaceres q recae en la mujer es cierto q a nadie le ocupa ni preocupa como logra realizarlos y como podriamos hacer q sea menos desgastante
Así es, Claudia. Hay muchos desafios por delante! Gracias por el comentario comprometido. Abrazo!